lunes, 24 de enero de 2011

LA LECTURA Y ESCRITURA EN LA EDUCACIÓN INICIAL

La lectura constituye la base fundamental del saber  y un medio enriquecedor para la creación. La lectura se considera como un proceso unitario e indivisible y como uno de los dos procesos receptivo del lenguaje; leer y escuchar se consideran procesos paralelos y la única diferencia entre ellos es que en la lectura los estímulos son visuales, mientras que al escuchar, los estímulos son auditivos.

Sin embargo, en la sociedad de manera permanente se observan textos escritos como: periódicos, libros y propagandas en las calles es aquí cuando el niño y la niña establecen un contacto con este entorno de la lectura y la escritura.
En la Educación Inicial se promueve esta relación con el mundo del lenguaje escrito y se continúa profundizando en su desarrollo de manera intencional desde que el niño y la niña ingresan a espacios educativos convencionales y no convencionales. Este aprendizaje se produce cuando los niños y niña avanzan de una escritura con palitos, bolitas y signos (escritura no convencional) a una escritura más convencional. A través de estas acciones obtendrán   sus propias experiencias y conocimiento acerca de lo escrito.
De allí el docente como mediador debe involucrarse en todas las actividades desarrolladas por los niños y niñas.

La lectura y la escritura son procesos que se inician desde el hogar, mucho antes del ingreso a la Educación Inicial, a través de la interacción con la familia y comunidad. El aprendizaje de  la lectura y escritura se logra a través del contacto con los materiales variados como son los cuentos, libros, periódicos. Los niños y niñas al tener   contacto activos con los materiales que le ofrece su entorno, comienzan a explorar, expresar emociones y sensaciones de estas experiencias toman conciencia y construyen nuevo saberes y les permite apropiarse del lenguaje, en forma creativa.

El docente o adulto significativo que  lo acompañan en estos procesos de lectura y escritura debe tener presente que el niño y la niña tienen que ser tratados desde temprana edad como lectores y escritores, aunque no lo hagan de todavía de manera convencional.
Debemos estimularles, ofrecerles la posibilidad de acceder al lenguaje escrito, pero no atormentarles, ni clasificarles, ni exigirles a todos unos conocimientos iguales.






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